Vamos culminando una Semana Santa más, y con ella unos días que para algunos pasan desapercibidos, pero para otros son la representación del profundo sentido que tiene la fe en la vida del hombre.
Mientras algunos asistieron a varias de las celebraciones religiosas que se hicieron en nuestros pueblos del oriente antioqueño simplemente por curiosidad o rutina, otros vivieron con profundidad cada uno de los acontecimientos que nos recuerdan la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Como todo en la vida, lo importante no es lo que ocurre sino el sentido que le das a los acontecimientos. Es por esto que vale la pena preguntarte ¿Qué sucedió de extraordinario para ti en estos días que te impulse un nuevo aliento para seguir adelante en medio del afán y cansancios comunes de tu cotidianidad?
La Pascua para los judíos es una celebración que representa el paso de la esclavitud a la libertad, y para los cristianos representa el paso de la muerte a la vida, es el misterio central para el creyente, que simboliza la promesa de la inmortalidad, alcanzada por Jesús para todos.
El misterio Pascual da sentido para la vida de los creyentes, pues es tener la certeza de que la muerte no tiene la última palabra, y que la vida no culmina, solo se transforma. Así, es fundamental reflexionar sobre las cosas a las que realmente se debe morir para ser mejor, por ejemplo: al orgullo, al egoísmo, a la vanidad, a la ambición y todas aquellas cosas que se convierten en obstáculos para amar al hermano.
Hoy, es un buen día para denunciar y rebatir toda la cultura de la muerte que se ha instalado en nuestra sociedad: las drogas, la depresión, el suicidio, el materialismo, el sin sentido, entre otros, que han llevado a que la vida pierda su verdadero valor y que muchos la desprecien, siendo el bien más valioso dado a todo ser humano por el creador.
En esta expresión: “Yo he venido para que tengan vida y vida en abundancia” (Juan 10,10) Jesús nos comparte su verdadero plan para el hombre; Él quiere que abracemos la existencia con vehemencia y que en su resurrección veamos que siempre se puede volver a comenzar de cero, puesto que Él hace nuevas todas las cosas.
Si le das cabida Él puede ayudarte a sacar a ese hijo de las drogas, a sobrellevar o quizás curar esa enfermedad física o emocional que estas padeciendo, a que ese ser querido por el que tanto sufres cambie, a superar esa dificultad económica, a salir de esa tristeza profunda en la que estas sumido, a reencontrarte y darle otro norte a tu existencia.
Si le crees a JESÚS, verás como aunque muchas cosas no cambien afuera, si tú cambias y dejas que Él actúe, hoy tú también habrás adquirido una nueva vida más llena de paz, de alegría y de sentido, para continuar llevando un mensaje de esperanza al colegio, a la universidad y al trabajo, donde muchos esperan que tu vida sea un signo de la presencia de Dios entre los hombres.
Opinión
Cristian Duque López
