En un país como Colombia, donde el principal generador de riqueza y acumulación de capital es el Estado, las grandes obras de infraestructura y de desarrollo deben estar impulsadas por los Gobiernos.
Está realidad en un país tan centralizado y donde el poder político se concentra en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y unas pocas ciudades más, ha marcado un margen de desigualdad y concentración de la riqueza que ha hecho de Colombia una nación desequilibrada y matizada.
En Antioquia esta realidad no es ajena, pues una cosa es analizar el progreso, la calidad de vida y la buena oferta de servicios y bienes en Medellín y su área metropolitana y, otra muy distinta, analizar la situación de algunas subregiones y municipios periféricos.
Pero si hay una condición ajena a esta realidad y que ha sido clave para impulsar el progreso de Medellín y su área metropolitana, esta soportada en la existencia de una autoridad institucional en materia de infraestructura, planeación y ambiente regional. Esta entidad supra municipal es el Area Metropolitana, una institución que ha sido la gran protagonista de este progreso.
Por esta razón, el oriente cercano como subregión antioqueña, debe aprovechar que en ese condicionante de voluntad política, tiene ahora una oportunidad única, al contar con un hijo suyo como máxima autoridad política del Departamento.
Una situación atípica y muy favorable para el oriente pues en la historia electoral nacional, es la segunda vez que esta subregión tiene un gobernador (el primero fue Luis Alfredo Ramos, un sonsoneño que gobernó Antioquia entre entre 2008 y 2012).
La creación del Área Metropolitana del Valle de San Nicolás representaría una oportunidad única para que los municipios que la integren puedan destinar los recursos de la sobretasa ambiental, del predial y algunos aportes voluntarios a resolver los grandes pendientes que existen en materia de infraestructura, catastro, medio ambiente y equipamientos públicos.
Las áreas metropolitanas son una gran opción para resolver los desafíos en materia de planeacion, inversión y ejecución de obras y proyectos entre dos o más municipios, pues su condición de entidades supramunicipales les permiten romper las limitaciones que las fronteras político administrativas le imponen a los municipios.
Ojalá los alcaldes de los municipios del oriente, los congresistas, líderes y, en especial, el gobernador sepan leer esta oportunidad histórica y no dejen perder la posibilidad de tener el Área Metropolitana del Oriente.
Por lo pronto, ningún proyecto de plan de desarrollo municipal, ni el departamental ponen el tema sobre la mesa. Sería imperdonable que el tema se olvide y con él, se pierda la oportunidad de tener un gran instrumento de desarrollo que traería mucho desarrollo y progreso para el oriente y sus habitantes.
Opinión
Andrés Santiago Arroyave
