Crecimos cultivando la idea imprecisa de que somos capaces de alcanzar cualquier cosa que nos propongamos si nos esforzamos “lo suficiente”, un axioma equivocado que nos obligó a creer que éramos buenos para todo, una máxima que quizá tomó fuerza a raíz de un razonamiento deductivo y cultural del trabajo duro a expensas de la salud, la familia y otros sacrificios, de transitar caminos que no nos pertenecen y asumir roles donde no hallamos paz ni comodidad. En cualquier caso, era una apuesta de esfuerzos insuficientes para buscar oro en canteras de barro.
Hablemos hoy de reconocer nuestros talentos, conscientes de que no podemos ser todo lo que queramos ser, pero si podemos llegar a ser mucho más de lo que ya somos.
Todos, alguna vez escuchamos hablar de eso llamado el talento innato, una serie aptitudes o inteligencia que simplemente nunca aprendimos y que ni siquiera trabajamos pero que nos fueron dados, unos potenciales naturalmente dominantes en nosotros que nos sirven para destinarlos en muchas áreas específicas de nuestras vidas como el trabajo, el deporte, las relaciones, etc… Pero, ¿talento innato?, ¿talentos dominantes? asentemos esta teoría.
El psicólogo e investigador Estadounidense Don Clifton (1924-2003) estableció un importante aporte científico mediante una evaluación psicológica denominada CliftonStrengths la cual mide la intensidad de los talentos en las personas a través de un rango de 34 temas que representan lo que estas hacen mejor.
Básicamente un método probado para reconocer los cinco talentos dominantes que cada uno de nosotros tenemos y que nos servirán para un mejor desarrollo humano.
¿Qué sucedería si reconocemos estos cinco aspectos más positivos de las personas, en lugar de concentrarnos en los negativos?
Con frecuencia vemos como en algunas escuelas y colegios se refuerzan obligatoriamente áreas y capacidades que no se le dan tan fácilmente a los estudiantes y dicha profundización no ocurre con las áreas que si domina, vemos en lo laboral empleados mal ubicados en las organizaciones, sin el deseo de ir felizmente a su trabajo, otros cero comerciales tratando de cerrar una venta, creativos con un cumulo de ideas desperdiciadas vinculados en áreas incorrectas y así muchas más piezas inconexas.
Cambiar la ecuación para redistribuir las cargas y funciones de un grupo de personas en función de sus talentos, permitiría maximizar el potencial infinito de un equipo de trabajo, deportivo, social, cultural, etc… Develaría a cada individuo una apuesta clara para fortalecer aquello en lo que es bueno y en lo que definitivamente no tendría futuro, optimizaría tiempo y energía, incluso sería una certera estrategia de conquista para el pretendiente si conoce los talentos de su pretendida y sabe cómo enamorarla desde allí.
En materia de talentos, la evaluación CliftonStrengths hoy llamado Test de Gallup es una asertiva herramienta que ha ayudado a gestionar todo tipo de roles en distintos perfiles individuales, desde amas de casa, deportistas, profesionales, hasta ejecutivos… permitiéndoles identificar sus cinco talentos dominantes, característicos dándoles herramientas para fortalecerlos uno a uno y así llevarlos a descubrir un potencial insospechado para su desarrollo.
Abordar nuestras realidades individuales, laborales y de hecho socio políticas con la claridad de nuestros talentos dominantes, nos aseguraría una ruta tal vez no más fácil, pero si más asertiva y clara. El trabajo duro, el esfuerzo suficiente anteriormente mencionado, los sacrificios, el sudor, la entrega, las ganas, la pasión, etc… Tienen mucho sentido solo en beneficio de aquello en lo que somos buenos, de lo que nos hace sentir cómodos y nos da la paz y la confianza de que estar en el camino correcto.
Reconozcamos nuestros talentos y trabajemos para fortalecerlos nos han sido dados para usarlos en beneficio individual y colectivo. ¿De qué sirve un reloj de sol en la sombra?
Opinión:
Christian Castro López
