No creo que una idea sobre el desarrollo territorial, que se ha materializado en el cual entendemos el progreso en vía recta; es pensar que el desarrollo de La Ceja se basa solo en obras de infraestructura y todos los componentes que son necesarios para sostener una vida en esta sociedad, que es de consumo, por eso y con esa idea, somos un lobo para la naturaleza, no vemos ese punto de equilibrio en el cual, podemos estar en armonía con los territorios.
Por eso, ver el desarrollo territorial en una sola una vía se convierte en una necesidad innegable por desatar cambios en la tierra y agotar los recursos que nos rodea, pero surgen grandes preguntas, en las cuales puedo resaltar, ¿quién nos va a regular?
Desde ahí, vemos que el interés por devorar nuestro hábitat común está concatenado con intereses económicos, pero desconocen que existen relaciones intrínsecas entre el territorio, la tierra, el ambiente y sus habitantes, esa misma que invita a crear un contrato social para generar una articulación entre todos los actores que están en nuestro espacio, pero entonces ¿por qué el interés económico cercena esta relación?
Crecer por crecer o permitir esos desarrollos de proyectos mineros en territorios que no tienen estas vocaciones, irrumpe las relaciones históricas, borra identidades, además, de que penetra relaciones con el suelo que están construidas desde hace épocas que se van a terminar por el interés económico, por más compensación que se piensen o se planeen; son relaciones que al final de una explotación no se van recuperar jamás, ¿queremos esto para nuestro territorio?
Finalmente, es importante pensar en nuestra forma de habitar el territorio, nuestros modelos de desarrollo, ¿si buscan una armonía con todos los seres vivos que constituyen los ecosistemas, si nuestras formas reconocen las diferencias culturales o pensamos que la humanidad por naturaleza nace buena y la humanidad misma la corrompe?, es una reflexión que nace para que sintamos el dolor de nuestro territorio, nuestro ambiente, nuestra vida.
PD. La Ceja dice no, al proyecto de extracción minera.
Opinión
Kevin Jiménez
