17 May, 2024
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Opinión ¿El éxodo de Medellín está asfixiando al Oriente?

Opinión ¿El éxodo de Medellín está asfixiando al Oriente?
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Medellín y su área metropolitana han tenido un crecimiento poblacional desbordado, tendencia que se ha agudizado en las últimas décadas y ha generado un proceso de conurbación con cifras alarmantes. En la actualidad, el área ocupada por los 10 municipios del Valle de Aburra representa menos del 1% del territorio departamental pero allí habitan más del 75% de la población. 

Y es que la ausencia de áreas planas, los escarpes tan elevados de las laderas, la cantidad de agua subterránea, las características de los suelos y los altos niveles de auto construcción, hacen que un territorio planeado para un millón de personas, este hoy ocupado por cerca de 4 millones.

Este fenómeno se ha venido agudizando en los últimos años a causa de dos condiciones: Por un lado, con la recepción de miles de personas que siguen llegando al área metropolitana buscando más oportunidades de vida, un desplazamiento social de nacionales y extranjeros que ha disparado los asentamientos ilegales y la presión sobre el suelo. Lo que ha generado que la zona 1 de Medellín, las comunas 1, 2, 3 y 4, sea considerada la tercera zona urbana más densa del mundo.

Por otro lado, gracias al auge de la ciudad como un referente turístico, el boom de extranjeros que visitan o viven en este territorio ha creado una burbuja inmobiliaria que ha disparado los valores del suelo para estancias cortas o definitivas y ha originado procesos de gentrificación en toda el área metropolitana. 

Esta realidad, sumada al efecto pos pandemia que llevo a miles de personas a migrar de la ciudad al campo, ha venido expulsando gente del área metropolitana principalmente hacia el oriente de Antioquia, una región que, por su cercanía, equipamientos y características, se ha convertido en el área de expansión del Valle de Aburra en todos los niveles sociales. 

Pero ¿Qué tanto el crecimiento urbano del oriente está corrigiendo los errores del crecimiento urbanístico del Valle de Aburrá? Al revisar los procesos de planeación de los municipios del oriente cercano y su modelo de ocupación territorial, parece que no mucho. 

La forma como La Ceja, El Carmen de Viboral, Rionegro, Guarne, Marinilla, entre otros, se han venido urbanizando, sin duda réplica mucho la historia de Medellín. Un modelo de desarrollo territorial con altos niveles de corrupción en el control urbanístico y el volteo de tierras que amenaza la vocación rural de estos municipios, pone en riesgo los ecosistemas estratégicos ambientalmente y su biodiversidad.

Hoy el desequilibrio entre la velocidad de los procesos constructivos y la construcción de infraestructura y equipamientos públicos para compensar las demandas de las nuevas viviendas y los nuevos residentes cada vez se amplia. Y resulta especialmente alarmantes iniciativas como la que se estaba dando a finales del año pasado en el Concejo Municipal de La Ceja para cambiar miles de hectáreas de suelo rural a expansión sin considerar variables ambientales, de planeación e infraestructura.

En estos términos, lo que hoy resulta bastante evidente es que si los municipios del oriente no se agrupan y crean una autoridad ambiental y de infraestructura como el Área Metropolitana del Valle de Aburra –AMVA- o no fortalecen sus procesos de planeación y control territorial, muy pronto se convertirán en territorios urbanizados sin control, con sus vocaciones económicas amenazadas y sus ecosistemas ambientalmente estratégicos en crisis. Territorios reducidos a ser lugares dormitorio de quienes trabajan y habitan Medellín.

Esperemos los nuevos gobiernos del Oriente tengan la voluntad y la disposición para cambiar el rumbo de este modelo urbanizador tan poco sostenible, en sus planes de desarrollo tienen la primera oportunidad de cambio, ojalá no la desperdicien.

Opinión

Andres Santiago Arroyave Alzate 

Politólogo y magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia, máster en Gobierno y Gestión Pública en América Latina de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Activista y académico ambiental.