Don Carlos Mario Jaramillo tiene una finca de 35 mil metros en la vereda El Capiro en Rionegro desde hace 34 años. Su testimonio puso a pensar a cientos de personas que participan de la audiencia pública donde se expone el proyecto minero Gravas La Colina.
Carlos Mario cuida su bosque y por ello Rionegro le paga una compensación ambiental, dinero que dice, es significativo pero no le alcanza, ni para comprarle comida a los pájaros. Esta mañana, fue uno de los 60 participantes del acto público, requisito para otorgar o negar la licencia. Allí se escuchan testimonios a favor y en contra de otorgar la licencia al proyecto por parte de Cornare.
«Es un sentido natural y biológico, primero hay que respirar y tomar agua, antes que pensar, porque un pensamiento no viene de un muerto, a mi me están quitando el aire, a mi me están quitando el agua, me están quitando mis abejas, mis insectos, mis lombrices antes de pensar que sin ellos no puede existir un planeta», entregó su testimonio basado en la sensibilidad al cuidar su bosque.
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Para Jaramillo, cuidar los ecosistemas, esa es la razón de vivir, «primero tenemos que vivir que llenarnos de plata, de dinero, pensemos en lo elemental, ¿quien tiene ustedes un bosque de 35 mil metros destinado durante 34 años a producir oxigeno, yo lo tengo y por eso hablo duro», dijo.
«Biológicamente estoy parado acá (teatro) pidiendo agua y aire para todos ustedes», reflexionó sobre los impactos que tendría la Cantera en la vida de las personas y en los bosques de las veredas aledañas al proyecto.
