7 May, 2024
El Retiro Informe especial

El oculista guarceño que le ha devuelto la vista a más de 8.000 personas

El oculista guarceño que le ha devuelto la vista a más de 8.000 personas
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En el municipio de El Retiro, en 1937 nació Mario Escobar Ramírez, quien actualmente es uno de los mejores oculistas de la región. Con su tremenda experiencia ha ayudado a miles de personas a recuperar la vista, el profesional de 85 años lo acaban de reconocer por su contribución científica al desarrollo del ojo artificial.

Una puerta cerrada entre los consultorios del piso 14 de la Torre Médica Ciudad del Río, en Medellín. A través de una mirilla, desde el interior se sabe si el visitante es conocido o esperado. Adentro, cuatro sillas en un pequeño vestíbulo con dos puertas de vidrio esmerilado. A la izquierda, la oficina de Recepción y Despacho, y en frente, el acceso al consultorio y al área del laboratorio, donde se fabrican ojos artificiales idénticos a los ojos naturales.

“Estoy más viejo que un solar –dice, muerto de risa–, pero la gente se pone feliz de que sea yo el que los atienda”. Aseguró al diario El Colombiano.

Cualquier persona puede perder un ojo por enfermedad, accidente traumático, violencia o por razones congénitas. Los pacientes llegan a Protescol tras la remisión de un oftalmólogo o un optómetra y, allí, el doctor Mario Escobar y su equipo diseñan, fabrican y adaptan cada prótesis.

Nació en el pueblo guarceño cuando aún no iniciaba la Segunda Guerra Mundial, estudió cinco años en un internado, en Rionegro, y terminó el bachillerato en el Liceo de la Universidad de Antioquia. Al principio pensó en estudiar Medicina, pero dos de sus compañeros lo convencieron de escoger, como ellos, Odontología. Se graduó en la U. de A. el 22 de febrero de 1962. En el reencuentro de celebración de los 60 años de su graduación, confirmó que es el único que sigue trabajando y también el único que se dedicó al campo de prótesis maxilofacial, por el que llegó a la ocularística.

A través de la Beca Internacional Profesor Leopoldo Panatt W., estudió la cátedra de Prótesis Maxilofacial en la Universidad de Chile. Regresó al país y fue monitor de cirugía plástica de la Facultad de Odontología de la U. de A., en el Hospital San Vicente de Paúl. Trabajó 20 años vinculado a la Universidad y terminó como director del Servicio Odontológico (para empleados y estudiantes). Se jubiló hace más de 30 años, pero aún frecuenta su alma mater.

Actualmente, las lesiones por pólvora, por juegos, accidentes caseros e incluso por las hélices de drones están entre las historias privadas de los pacientes que llegan al pequeño vestíbulo del consultorio del doctor Escobar. “Tratamos de que no se encuentren varios pacientes en la sala —explica—, porque por lo general vienen con traumas fuertes y no quieren cruzarse con nadie, que nadie los vea”.

Este veterano médico es sin duda uno de los orgullos orientales, leyenda viviente de la medicina y es muestra clara de cómo se dedica toda una vida a servir y ayudar a los demás.