La celebración del clásico entre América y Nacional en el estadio Atanasio Girardot se vio empañada por un incidente violento que tuvo lugar en la tribuna sur. La tensión entre las directivas de Atlético Nacional y la barra Los Del Sur fue evidente desde antes del partido, y finalmente se desató en una serie de disturbios que requirieron la intervención de la policía.
El problema inició aproximadamente una hora y media antes de que iniciara el partido. Un grupo de hinchas que que portaba camisetas negras ingreso a la tribuna sur y comenzó a entonar canticos en contra de las directivas del equipo, la cual, días antes del encuentro había anunciado que suspendería los beneficios económicos y los convenios con la barra «Los del Sur».
La situación rápidamente paso de lo simbólico a lo físico, pues algunos hinchas empezaron a tirar las rejas y arrojar diferentes objetos cerca del campo de juego .Los antimotines respondieron con bombas aturdidoras para dispersar a la multitud, lo que termino de sembrar el caos en el escenario deportivo.
El América decidió no jugar, alegando que no existían garantías. El compromiso se suspendió y se ordenó la evacuación del estadio.
Esta situación claramente tiene dos artistas, por un lado es evidente que las directivas de Nacional, no respetan la tradición, el amor y el sacrificio que domingo tras domingo realizan los integrantes de la hinchada para acompañar al equipo y que no ven a la afición como los cimientos que sostienen el plantel.
Por otro lado, hay una hinchada que claramente no respeta el fútbol, que no es consciente de que en el estadio hay niños, adultos mayores, mujeres embarazadas, que no comprende que la violencia solo produce mas violencia y que el único afectado con estos actos vandálicos son ellos mismos, el estadio en el que han sido felices y el equipo al cual le han dedicado gran parte de su vida.
Cabe resaltar, que lo que se condena no es la protesta, por el contrario, la protesta es absolutamente necesaria, alzar la voz en contra de unas directivas que no valoran la hinchada. Lo que se critica es el medio, el vandalismo.
Según la Alcaldía de Medellín, el saldo inicial de estos bochornosos actos deja hasta el momento más de 30 policías y 50 hinchas heridos, de los cuales tres fueron trasladados a centros asistenciales de la capital antioqueña. Además, un buen número de aficionados fueron capturados por las autoridades al protagonizar el vandalismo en el estadio. Tras los desmanes el alcalde de Medellin, Daniel Quintero, afirmo que se tomarán serios correctivos y que no se le prestará el estadio al Atlético Nacional.
