Recuerdo en la Administración de Andrés Julián cuando prestaba mis servicios en la Subsecretaría de Bienestar Social, ver a muchos portando orgullosos sus carnets de la Administración, no se los quitaban ni siquiera para dormir, incluso otros compraban todo el kit de la Administración, para contarle al mundo que pertenecen a la entidad.
Panorama totalmente diferente cuando ingresé a la Alta Corte; Consejo de Estado, la mayoría de los funcionarios procuraban ocultar sus carnets cuando salían, aunque era un tema más de seguridad que cualquier otra cosa.
El amor a una entidad no se define cargando un carnet; cuantos de nosotros conocemos a funcionarios que se creen dueño de las entidades y atienden mal a los usuarios quienes son los que pagan los impuestos, los honorarios y salarios de los SERVIDORES PUBLICOS, al parecer es necesario realizar una introducción al significado de estas palabras.
Sin embargo, existen otros funcionarios que donan hasta horas laborales para alcanzar los indicadores y metas que se proponen en el Plan de Desarrollo.
¿Pero qué es el Plan de Desarrollo que supuestamente tiene estancada la contratación de miles de personas para ingresar a las administraciones municipales? este tema se convirtió en tabú para quienes estuvieron en el lado victorioso, recuerdan los candidatos a las Alcaldías en reuniones con las comunidades, explicando cuales son sus propuestas y que van hacer con los temas de movilidad, seguridad, ambientales, entre otras?
Esos son los programas de Gobierno que deben presentar cada candidato a la Registraduría Nacional y el plan de ruta para su mandato.
El Departamento Nacional de Planeación define un programa de Gobierno como: propuesta de los candidatos a los ciudadanos donde plantean las apuestas y metas con las cuales se comprometen para alcanzar el desarrollo del territorio durante su periodo de gobierno.
El candidato quien gana las elecciones para las Alcaldías deben presentar el Plan de Desarrollo a los nuevos concejales para definir si aprueban, modifican, o lo reconstruyen por completo.
Pero seamos realistas; todos sabemos que los alcaldes electos, se sientan con los concejales electos para tener gobernabilidad, en el que los persuade de diferentes formas para lograr tener la mayoría en el Concejo, buscando aprobar con mayor agilidad y sin ningún obstáculo los proyectos de acuerdos presentados.
En Colombia según informe de la Universidad de los Andes, existe una brecha salarial entre el sector publico que tiene puestos mejores pagados frente al sector privado.
Conclusiones de la Universidad de Los Andes:
Cuando se habla específicamente de la remuneración del sector público y privado, se acostumbra pensar que los trabajadores del sector privado son quienes reciben un salario mayor, pero como se logró evidenciar en el modelo la brecha salarial favorece al sector público en ambos años de la muestra.
Sin embargo, dicha brecha continúa en aumento al crecer 0.07 puntos porcentuales del 2008 al 2013, lo que representa que los salarios de los dos sectores están aumentando, pero que la remuneración del sector público crece más rápidamente.
Por tal motivo se vuelve mas deleitante trabajar para el estado que para una empresa. Esto demuestra lo mal que estamos en temas de emprendimiento y crecimiento empresarial. (por eso no estoy de acuerdo con las medidas de Fico por la problemática del trabajo sexual que se vive en Medellín, que espero hablarlo en otro momento).
Pedir un trabajo no es delito, ni mucho menos un pecado capital; mas aún cuando en Colombia tenemos cifras de desempleo en 11.7% según DANE, es delito darle un cargo a una persona que no cumple con el perfil de ese cargo, lo único que cumple es el nivel de cercanía que tiene con el político, o el funcionario que no va a trabajar y se escuda en su político.
Ya es hora de darle continuidad a los procesos de la administración, ya es hora que contraten al personal necesario para darle agilidad a la función administrativa, recordando que muchos esperan también generar ingresos para sus hogares y sus familias, por eso condeno que se les de un contrato por tres meses y otros tres meses por fuera, solo para ahorrar dinero, poniendo obstáculos para la eficacia de los procesos y poniendo a padecer al funcionario intermitente, que trabaja solo para poder subsistir cuando no tiene contrato.
Acabemos con el tabú de la contratación, démosles agilidad a los procesos con buenos funcionarios.
Cristian Salcedo
Columna de Opinión
