4 May, 2024
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Opinión: El Buen Pastor huele a oveja

Opinión: El Buen Pastor huele a oveja

Es inherente al ser humano la vulnerabilidad, y es por esto, que las personas buscan en su entorno social personas que las hagan sentir seguras, protegidas y salvaguardadas. Una de esas figuras que orienta, acompaña y ha ayudado a salir adelante a las comunidades, en nuestro contexto histórico, ha sido el sacerdote, es por eso que, el Buen Pastor huele a Oveja.

La madre angustiada frente a su hijo que está en las drogas, el joven que está deprimido y no encuentra rumbo a su vida, la esposa que se angustia porque su hogar se deshace, el hombre que se siente desdichado porque no encuentra trabajo, la chica que se siente excluida y rechazada, el anciano que se siente abandonado por los que más ama, todos ellos y muchos más, en algún momento han buscado una salida y una luz de esperanza en el sacerdote.

Bien les decimos Padres, pues ejercen un rol paternal, en un mundo donde tantos crecen abandonados y sin quién les haga sentir seguros. Para la psicología, el padre es el instaurador de la norma, pero sobre todo el que brinda la confianza, para posteriormente enfrentar al mundo.

Cuantos Padres ayudan a que tantos huérfanos y desamparados, puedan tener otra imagen de sí mismos, y ven reflejados en estos hombres que renuncia a tantas cosas, la imagen de un Dios como un padre amoroso que siempre compensa nuestras faltas.

Les decimos Curas, pues en sus palabras traen alivio al que se encuentra angustiado y desorientado, sanando vidas, curando almas perdidas y extraviadas de sentido. Y no solo sanan interiormente, también a muchos Dios les ha concedido el don de curar físicamente y cambiar la vida de tantos  enfermos que habían perdido las esperanzas de tener otra oportunidad de vida, como muchos enfermos de cáncer o personas desamparadas.

Pero sobre todo, muchos les decimos Amigos porque en su cercanía y acompañamiento nos hacen creer que Dios se manifiesta en la amistad, en el vinculo, en el sentir que Dios camino a nuestro lado a través de ellos. Les decimos amigos, porque no nos hacen reír con mentiras, sino que nos hacen movilizarnos y cuestionarnos sobre nuestro estilo de vida con verdades, les decimos amigos porque siempre han estado ahí para nosotros con incondicionalidad, desde el nacimiento recibiéndonos en la iglesia con el bautismo, hasta la tumba dándonos el último adiós para partir a la casa del padre.

¡Gracias doy a Dios por los sacerdotes sinceros y valientes que pastorean de corazón sus comunidades acercándonos a Dios! ¡Gracias por los que nos acompañan y nos ayudan a caminar de forma correcta, y aunque no somos perfectos nos retan a ser mejores! ¡Gracias por esos hombres que se han untado de oveja y abrazan nuestras miserias a pesar de sus limitaciones y propias batallas!

Cristian Duque López 

Columnista