Esta semana se celebró a nivel mundial el día del ambiente, una gran oportunidad para reflexionar y alertar sobre la grave crisis ambiental que atraviesa el planeta.
Una problemática sobre la que todos han escuchado y padecido pero pocos han reflexionado y tomado posición. En ese escenario, un día en honor al ambiente es una excelente oportunidad para buscar movilizar y hacer pedagogía de manera masiva.
Procesos de educación ambiental que ayuden a promover y lograr los cambios ciudadanos, de consumo y producción que se requieren para mejorar las condiciones ambientales de la tierra.
En este escenario, los Gobiernos y políticos aparecen como los mayores responsables para trasmitir estos mensajes. Se esperaría de ellos que aprovecharan este día para hacer la pedagogía y explicarle a la ciudadanía cómo modificar sus hábitos para promover que la mayoría sean parte de la solución y no del problema.
Desafortunadamente los gobernantes no han tenido la capacidad estratégica de ver la importancia de la agenda ambiental. Se han quedado en acciones de forma y poco contenido con mensajes superfluos y jornadas de siembra donde se busca más ganar titulares mediáticos que lograr un impacto real.
Y es que la reforestación es un proceso muy importante en la recuperación ambiental, las siembras ayudan a mejorar las condiciones del aire, el suelo, el calentamiento global y reviven hábitat fundamentales para la fauna y flora.
No obstante, la mayoría de estas campañas de siembra utilizan plantulas tan pequeñas que pocas logran sobrevivir y, en general, los gobiernos no suelen ir más allá de esta acción condenada al fracaso.
Los gobernantes serios deberían ir más allá del show y crear políticas públicas, destinar presupuestos y definir políticas que ayuden a lograr la carbono neutralidad, generar agendas de acción contra el cambio climático y definir estrategias de prevención y mitigación de los riesgos que esta crisis climática genera en los territorios.
Si bien la problemática ambiental requiere el compromiso de todos, los gobiernos que son quienes manejan los recursos públicos, y esto los convierte en los mayores responsables.
En ese sentido, es imperativo que gobernantes prioricen la agenda ambiental con seriedad, destinando planes, programas y recursos para hacer más sostenibles sus territorios.
Opinión – Andrés Santiago Arroyave
Politólogo y magíster en Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia, máster en Gobierno y Gestión Pública en América Latina de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España. Académico y activista ambiental.
