Editorial: Para el pueblo lo que es del pueblo y ¿para los políticos qué?
Acabo de llegar a lo que solía ser el Club la Macarena, ese mismo lugar donde tantos negocios de gente adinerada se han cerrado, ante la mirada ingenua de algunos chicos que cargan maletas con palos de golf. El parqueadero esta atestado, entre algunas personalidades políticas puedo reconocer a Ruben Darío Quinteto, rodeado de varias personas.Todos parecen esperar a alguien, todos quieren entrar en grupo, vivir de la política parece ser un negocio donde las apariencias son lo principal.
Afuera del salón parece haber la misma dinámica, se escucha un cuchicheo que denota risas, saludos y expectativas.
Adentro, esperando, está el pueblo, al menos eso parece y entre gentío, uno que otro funcionario, camuflado por
El piso esta cubierto con una alfombra roja, la sillas bastante juntas, a fines de albergar la mayor cantidad de público y al frente una pantalla gigante con el eslogan «Rionegro nos Une».
Luego de unos minutos, entre aplausos, entran los candidatos. Por la puerta izquierda de la sala de eventos ingresa Jorge Rivas, y Andres Aristizabal, por el centro Yised Baena y Mauricio Martínez y por la derecha Yeison Miranda y David Quintero.
El discurso empezó con una pequeña reseña de sus vidas, luego siguió la pregunta sobre las propuestas banderas, sin embargo, como constante se oyó una y otra vez el «construir sobre lo construido», haciendo un adagio de las dos administraciones pasadas, incluso cada precandidato saluda e indulta como en los toros, a Andres Julian Rendón, actual candidato a la Gobernación de Antioquia, quien se encuentra presente.
La audiencia parece oír sin escuchar, aparentemente es más importante el acto de presencia que, realmente analizar cuidadosamente cada propuesta, «que me vean es lo importante» diría una tía mía.
El foro avanza, con cada minuto crece paulatinamente la dispersión del público, la demagogia pulula en el ambiente y los aplausos redundan.
En un tercer momento se les pide a los precandidatos describirse en una sola palabra, «lealtad, vocación y servicio», fueron algunas de ellas.
Finalmente se le pide a Andres Julian que realice una intervención y como era de esperarse, se enfoca en lanzar un férreo ataque contra la izquierda colombiana, pues polarizar siempre ha sido un buena estrategia.
Al finalizar las personas comienzan a salir de una manera un poco desordenada.
Otra vez me encuentro con las mismas risas, los mismos semblantes y la misma dinámica, quizá se deba a que perpetuamente serán los mismos con las mismas. En el auditorio, solo quedaron sillas por organizar y el olor tenue a flores baratas de esas que se consiguen a 5 mil pesos la docena.
