27 April, 2024
El Carmen de Viboral Noticias

David Zuluaga, el carmelitano que sufrió tortura psicológica para “curar” su homosexualidad

David Zuluaga, el carmelitano que sufrió tortura psicológica para “curar” su homosexualidad
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En las últimas horas se ha hecho viral en redes sociales el testimonio de David Zuluaga, un joven carmelitano de 26 años el cual fue sometido hace varios años a las mal llamadas “terapias de conversión”.

Según el diario El Espectador, desde pequeño, David se dio cuenta que era “diferente” a los demás. Sufrió bullying en el colegio. Fue a los 12 años donde conoció la comunidad católica Lazos de Amor Mariano, lugar donde según él se sintió por primera vez bien acogido.

“Allá se me empezó a tratar como un niño prodigio. Aprendí a tocar la guitarra, cantaba en los grupos de oración, todos los días de la semana tenía una actividad diferente. Hice lo posible para recoger el dinero para ir a mi primer retiro; me consagré; convertí en misionero; y a los 13 años ya estaba súper involucrado en la comunidad”, relata David.

No obstante, a la edad de 14 años todo cambió, fue sincero y dijo que le gustaban los hombres. El preadolescente en esa época comenzó a hacer sometido a las “terapias de conversión” con el fin de “curar” el gusto y atracción por personas de su mismo sexo.

Jornadas extensas de oración, colocarse piedras en el zapato y ayunos forzados que causaron daños estomacales fueron solo el comienzo de esos esfuerzos en vano por intentar cambiar su orientación sexual, algo que simplemente no tiene reversa y es natural. “Decían ‘vas a entregarle ese sacrificio, esa mortificación a Jesús y María, para que te ayuden a liberarte’ y siempre se trataba como un espíritu, como algo que me había invadido y tenía que deshacer”. David hizo ayunos por más de un año que generaron una úlcera gástrica, eso le causaba vómitos constantes. Él paró, no porque desde la comunidad lo vieran como enfermo, todo lo contrario, le decían que ese vómito era muestra de que estaba funcionando. “Tu cuerpo se está liberando”, afirmaban.

Cómo si estuviera enfermo, la comunidad lo alejó de las actividades grupales, afirmando que el joven estaba pasando por un “proceso de conversión muy fuerte”. No recuerda cuántas veces fue sometido a este tipo de vejámenes pero dice que fueron muchas veces dónde intentaron “sacarle el espíritu de la homosexualidad”.

Cuando creció y fue consciente de todo, le dio un giro radical a su vida, ingresó a la Universidad de Antioquia Seccional Oriente y allí conoció el tema del activismo LGBTIQ+ en la subregion. Escuchó más relatos de jóvenes que también fueron sometidos a este tipo de tortura psicológica que busca cambiar lo incambiable.

Hoy su espiritualidad es la literatura, el arte y saber que los seres humanos se conectan desde lo simbólico. Trabaja en un colegio y está convencido que la educación es fundamental para reconocer a los otros y ser más compasivos ante la diversidad. Aunque le gustaría estar más involucrado en el activismo, se siente tranquilo porque hoy vive de manera sincera su sexualidad.