6 May, 2024
Informe especial Marinilla

Los patacones de Doña Carlota, un negocio que ya es tradición en Marinilla

Los patacones de Doña Carlota, un negocio que ya es tradición en Marinilla
¡Comparte!

Una comida a base de trozos aplanados fritos de plátano verde, acompañados de pollo, carne y salsas, es el negocio que mantiene hoy a la familia de María Carlota Salazar, más conocida en Marinilla como Doña Carlota.

Una mujer que a raíz de la muerte de su esposo decidió hace 36 años poner un puesto que inicialmente era de empanadas, como una solución para sacar adelante a sus 5 hijos.

“Yo no tenía más opción después de que mi esposo falleció, la fritanga es lo que me ha permitido sostenerme. Este negocio lo es todo para mí, con esto he salido adelante junto a mis hijos”, dijo Doña Carlota.

El negocio empezó en el mismo lugar en el que permanece ahora, sin embrago, no en las mismas condiciones en las que hoy se encuentra, “yo inicie cocinando con leña, después aserrín hasta que logre conseguir un fogón a gas, hasta que por fin tengo mi puestica bien”, afirmaba mirando con amor su lugar de trabajo.

Hoy María Carlota es reconocida por sus patacones, un producto que según ella empezó a elaborar hace 18 años y ha permitido que todo el pueblo la reconozca por el sabor único con lo que los hace, en medio de risas Carlota confirma el reconocimiento de sus patones y resalta que son muchas las personas que llegan a su esquina para probarlos.

Sin embrago, no es solo su sabor, el carisma y la felicidad de Carlota desborda y contagia a sus clientes, y termina haciendo aún más único su puesto de fritanga, “no sé porque la gente me quiere, yo soy muy alegre y si la gente me admira mas clientela voy a tener, incluso ellos siempre se dan cuenta cuando no estoy igual y preguntan: ¿Carlota usted está bien?”, al final se ríe al darse cuenta de que tiene el cariño de la gente.

Actualmente, el puesto de los famosos patacones de Doña Carlota está ubicado en una esquina del barrio María Auxiliadora en el municpio de Marinilla, muy cerca a la iglesia del sector. El lugar que muchos ya reconocen por su sabor y por la alegría de quien los atiende, un espacio que se convierte en extraño cuando no tiene la presencia de María Carlota Salazar.