20 April, 2024
El Carmen de Viboral

El Dorado: Una tradición con olor a barro

El Dorado: Una tradición con olor a barro
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El Carmen de Viboral es, sin duda, el municipio que le tiene más amor al barro, pues hace más de 100 años, un hombre fue a dejar su huella artística en esa localidad. Conozca la historia de la tienda de cerámica más antigua de El Carmen de Viboral.

Cuando sale del municipio, al lado derecho, se puede observar un largo pasillo que está lleno de barro, historias y muchas tradiciones, pues llama la atención por sus coloridas paredes, y lo mejor de todo es que se puede acceder a conocer todo el legado que dejaron dos emprendedores carmelitanos.

Se trata del almacén y taller El Dorado, que fue fundado hace más de 55 años y que comenzó como un pequeño emprendimiento de una pareja de esposos, en su reto de criar una familia y darle lo mejor; pero con lo que no contaban en ese momento era que iría a perdurar en el tiempo y a volverse una de las empresas más importantes del sector ceramista. 
Al ingresar al almacén se pueden observar diferentes tazas de café, platos, floreros, vasijas para el agua y otros productos que son hechos a mano y realizados por los carmelitanos. Estos objetos adornan su entrada y dan vida a ese sector.

Luego de esto, la propietaria de El Dorado invita a realizar un recorrido, con el fin de conocer la historia que se esconde tras las bonitas cerámicas que ahora tienen un precio.

Es más increíble de lo que parece, pues cuando se abren dos puertas grandes, se accede a un lugar lleno de memorias, ya que lo primero que se puede ver son dos paredes enormes que están llenas de la misma cerámica que se produce en ese lugar, además, se observan los estados de la loza antes de ser comercializada.

Al pasar los diferentes módulos, se pueden ver elementos muy antiguos y personas con las manos untadas de barro, o quizá de pintura, depende del oficio que estén realizando; pero lo único que pasa por la mente, es la tradición y la forma cómo el barro empezó a crear una cultura municipal.

Finalmente, se puede comprender el por qué esta tradición se convirtió en cultura, más que en eso, en una forma económica de vivir, de creer y de pensar un municipio.