15 January, 2025
Opinión

Servir para sanar el alma; integración regional y salud mental

Servir para sanar el alma; integración regional y salud mental
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Hablar de post pandemia sin detenernos en sus secuelas, es desconocer el gran impacto que tuvo esta sobre la humanidad y la forma en cómo habitamos el planeta y nos relacionamos con él. Si bien es importante reconocer que el tiempo avanza y la pandemia ha perdido el protagonismo cotidiano, no deja de alertarnos las cifrasque a diario se reportan sobre problemáticas asociadas a salud mental en nuestra región. 

Iniciando el año 2023, el periódico El Tiempo visibiliza la preocupante cifra de 453 casos de suicidios en el solo departamento de Antioquia; de acuerdo a datos de medicina legal a noviembre de 2022. Cantidad que alarma aún más si se tiene en cuenta el incremento de asistencia por tele consulta, el aumento de personas diagnosticadas con cuadros psiquiátricos y el apoyo social brindado a personas y familias con problemáticas asociadas al deterioro en su capacidad de resolución de conflictos, pérdida del sentido de vida y dificultad para gestionar la propia vida de forma armónica y adaptativa frente a los desafíos emergentes. 

En el oriente Antioqueño, por su parte, se corrobora la multicausalidad de situaciones asociadas que acentúan la problemática de salud mental, tales como: La pérdida de redes de apoyo, el desempleo, la violencia intrafamiliar, el hacinamiento y la sobrecarga para padres y cuidadores ante estresores cotidianos que provocan conflictos interpersonales. Todo esto se suma a las necesidades y desafíos de los territorios, que, en su núcleo, siguen albergando problemáticas mayores tales como: el conflicto armado, el micro tráfico, la desigualdad y la ausencia del estado, entre otros, que complejizan el abordaje y acompañamiento ya que la salud mental se deteriora por varios frentes. 

Si bien las consecuencias son innumerables y el deterioro en salud mental es más que evidente, me asiste y convoca la reflexión y el llamado a una integración regional que le apunte, no solo a la consolidación de políticas públicas que permitan avanzar y trascender los limites geográficos, sino también, comprender este reto como un problema de Estado, como una situación de Salud pública que precisa la atención de todos los actores para la generación de estrategias efectivas que recojan las voces de los colectivos y se vean reflejadas en las particularidades de cada municipio. 

Hoy más que nunca me acompaña la firme creencia de que el liderazgo humano, consciente y efectivo se alimenta de una escucha atenta y respetuosa a las comunidades, para desde allí tender puentes que acerquen el estado. 

Más que hablar se requiere es saber escuchar y servir para Sanar el ALMA.

Por: Andrés Gaviria, psicólogo.