La sencillez del Papa León XIV: así celebraba su cumpleaños en Chiclayo y vivía su vocación en Perú
El nuevo pontífice de la Iglesia Católica, el Papa León XIV, no solo hace historia por ser el primer Papa estadounidense, sino por la profunda sencillez que marcó su vida pastoral en América Latina. Durante más de 30 años vivió en Perú, donde fue conocido no como una figura lejana, sino como un servidor cercano a las comunidades más humildes.
Cumpleaños sin lujos, con el pueblo
En Chiclayo, donde fue obispo entre 2014 y 2020, el entonces monseñor Robert Prevost celebraba sus cumpleaños lejos de los protocolos. Solía compartir una misa especial con los fieles y, en lugar de banquetes o eventos formales, se reunía con amigos, religiosos y laicos para compartir un almuerzo sencillo, casi siempre con comida típica local, preparado por los propios feligreses.
“Era un hombre sencillo, muy cercano, con una sonrisa honesta y palabras que llegaban al corazón”, recuerdan miembros de su antigua diócesis, quienes hoy celebran con emoción su elección como Papa.
De la Orden de San Agustín: vocación de servicio
Formado en la Orden de San Agustín, el Papa León XIV lleva en su espiritualidad los pilares de comunidad, humildad y búsqueda interior. Esta vocación lo condujo a misionar en zonas alejadas del Perú, donde se destacó por su cercanía con campesinos, jóvenes y líderes sociales. Impulsó el diálogo entre culturas y religiones, el acompañamiento pastoral y el fortalecimiento de las vocaciones religiosas.
Un puente entre América Latina y el Vaticano
Durante sus años en Perú y América Latina, León XIV comprendió las realidades sociales, económicas y espirituales del continente. Su español fluido, su empatía con los pueblos indígenas y su compromiso con los derechos humanos lo convirtieron en una figura clave para la Iglesia latinoamericana.
Hoy, como sucesor de Pedro, trae al Vaticano no solo la experiencia norteamericana, sino también el calor del pueblo latino que lo acogió y al que él entregó su vida.
