24 April, 2024
Informe especial Marinilla

El periodista que guardó su cámara para socorrer a los heridos del Chapecoense

El periodista que guardó su cámara para socorrer a los heridos del Chapecoense
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El 28 de noviembre de 2016 quedó marcada en la historia del fútbol como una de las fechas más tristes, la tragedia del equipo brasileño Chapecoense ocurrida en un cerro de La Unión, conmocionó al mundo entero.

Esta historia tiene protagonistas, personas que sin pensarlo de alguna u otra manera fueron testigos de la muerte pero también de la vida. Este es el caso de David Blandón, periodista en aquel entonces del portal MiOriente que hoy en día trabaja en canal local de Marinilla y que aquella noche fue el primer reportero en llegar a la zona de la tragedia.

Blandón como otros periodistas de la región se desplazaron al lugar de los hechos sin saber con qué se iban a topar. Después de un largo viaje por trochas y caminos difíciles lograron llegar a la zona del desastre.

“En el camino había una ambulancia de La Ceja, y nosotros les dijimos que íbamos al lugar del accidente para ayudar, ellos nos contestaron que no había nada que hacer, que todos estaban muertos. Sin embargo, nosotros seguimos y la zona ya estaba acordonada, vimos como sacaron a uno de los sobrevivientes y nosotros decidimos seguir”.

El valiente periodista fue el encargado de retratar en medio de la oscuridad de la noche las primeras imágenes del avión de LaMia vuelto pedazos; cumplió su misión, pero se dio cuenta que en el lugar no solo habían muertos, también habían personas gravemente heridas que necesitaban ayuda.

“Uno de mis compañeros me dijo que yo debía tomar la primera foto del accidente, me tiré por un potrero y pude ver el avión totalmente destrozado. Al otro lado, estaban estabilizando pacientes que estaban muy mal, entre ellos Jackson Follman que estaba muy mal y no había personas suficientes para ayudar”.

Fue en ese momento en el que David se despojó de su labor de periodista, guardó su cámara, y se dedicó a ayudar en el traslado de los pacientes desde el punto del accidente, hasta el lugar donde estaban las ambulancias.

“Yo guardo mi cámara y empezamos a subir y a llevar a Jackson Follman hasta la ambulancia. Después de eso tomé unos guantes blancos y una chaqueta roja y dije: soy rescatista y volví para adentro de la zona del desastre que ya estaba muy acordonada. En ese momento venían con la azafata, ayudé lo que pude a sacarla y ya no dejaban ingresar a nadie”.

David asegura que de las cosas que más le impresionó de esa noche fue la cantidad de cuerpos sin vida que le tocó observar; afirma que todo era dantesco y cuando llegó a casa no pudo conciliar el sueño.

Además dice que la vida le cambió desde aquella larga noche y madrugada, porque fue testigo de que la vida es frágil, de que pueden ser instantes donde todo puede acabar: “Este accidente me marcó porque vimos que tan frágil es la vida, ellos venían a Colombia para una final, llenos de sueños a representar un país y en una tragedia de estas nos damos cuenta que no somos nadie. A mi me marca que la vida hay que vivirla, y esto nos enseña que hay que vivir, disfrutar el momento y que en cualquier momento vamos a dejar de estar en este plano y aveces por errores de otras personas como lo que pasó con el Chapeco”.